Me coronaron la reina de la franqueza por hablar de las cosas que todo mundo piensa, pero nadie se atreve a decir en voz alta; esos temas que hablan susurrando y arrinconados en cada reunión porque la palabra “sexo” provoca miradas y dedos apuntando hacia una dirección, como si se tratara de un ladrón poniendo sus manos en una cartera, cuando simplemente se trata de manos robando orgasmos.
Mi naturaleza es humana, pero mis condiciones de conducta son sociales; ¿Cuán frustrante es tener que respetar las reglas de una sociedad machista que no me respeta a mí? Que me llama puta por tener sexo, pero aplaude a los hombres si se llevan a dos a la cama en una noche. Merezco vivir y que me dejen hacerlo.
No hablo de andar desnuda por las calles.
No hablo de tener sexo irresponsable.
No hablo de querer que me aplaudan por cosificar a los hombres como respuesta ante sus absurdas etiquetas.
Hablo de poder decidir sobre cómo, cuándo y con quien. Porque quiero y puedo.
Esto es lo que me hubiera gustado antes de tener sexo por primera vez: que los hombres iban a felicitarse entre ellos por acostarse conmigo, que iban a querer fotos mías desnuda, que iban a hablarme dulce al oído para obtener algo a cambio, que las mujeres me iban a hacer sentir menos por tomar la decisión de tener sexo.
Me hubiera gustado saber que el mundo sigue viviendo encapsulado en el tiempo, y que, a pesar de la tecnología y sus avances, su mente sigue estancada creyendo todo lo que alguien más le impuso…
“Te tienes que guardar hasta el matrimonio”, les dicen a las jóvenes, haciéndolas sentir mal por sentir el deseo de explorar su propio cuerpo o el de alguien más. Y entonces andan por la vida creyendo que deben comportarse de tal manera para tener más valor para un varón, cuando en realidad el único valor que vale la pena, es el propio.
Andas por la vida evadiendo el tema, porque en Latinoamérica todavía no entienden que la educación sexual no es enseñar a follar a los niños, sino a respetar su cuerpo, y por respetar su cuerpo me refiero a quererlo lo suficiente para saber con quien quieren estar. A que somos responsables del único y auténtico templo: nuestro cuerpo.
Me hubiera gustado saber que hay machos que por venganza te difaman e inventan que tuvieron sexo contigo. Me hubiera gustado saber que más que un acto de placer consensuado, vivo en un mundo que me viola, me señala, me castiga.
Me hubiera gustado saber que iba a vivir condicionada a las creencias de alguien más, y que no iba a tener la libertad de explorar mis propias posibilidades. Hasta hoy.
Vamos al ginecólogo, ponte el condón, yo me pongo el mío, sigo los instructivos de las pastillas, y luego vamos a vivir la vida. Si tú me quieres y yo a ti, no veo porque no; si tú me respetas y yo a ti, no hay porque decir que no; si tú me deseas y yo a ti, es un trato, atrás de la casa hay un cuarto.
Porque a pesar de que hay tantas cosas que me hubiera gustado saber antes, no las sabía, y hoy que las sé… Me interesa menos conducirme de acuerdo a las normas de comportamiento que un grupo de gente que jamás conocí, quiso construir a través de sus complejos y beneficios, controlando la conducta de los demás.
Lo mal de éstas relaciones prematrimoniales, es que son relaciones no duraderas. Y entiendo que la mujer es más sensible, y espera encontrarse con el príncipe azul ,pero se expone al fraude, a la informalidad. Y sobre todo al desprestigio, no por ser un acto censurado por la moralidad, sino porque efectivamente termina como mujer siendo objeto de placer que todo hombre quiere tener pero por un momento de pasión sin compromiso. De ahí que el # anual de madres solteras superen las 20 mil cada año.
Es simple, a las mujeres nos gusta el sexo también, el problema es querer sentirte valorada por un hombre, valorate tú, y ten sexo por placer no para que un hombre te aprecie, se independiente económicamente para no depender de la billetera de un hombre, consigue tus metas y se feliz.