Así fue como la música de Taylor Swift salvó mi vida.

Taylor ha sido parte de mi vida desde que tenía15 años, crecí viéndola, escuchándola, conectando con ella; su música me acompañó en momentos importantísimos… En medio de una de las peores rupturas que he vivido, en las pijamadas con mis amigas, el primer día de la universidad, en mis crisis existenciales, en la muerte, en mi renacimiento. Su música es parte esencial de mi soundtrack, si yo muriera y saliera a la venta el disco con la música más importante en mi vida, el 70% lo ocuparía ella, sin duda alguna. Pero hoy no vengo a hablar solo sobre mi conexión emocional con sus letras, sino con el impacto que tuvo su carrera en la mía.

Como escritora mi admiración hacia Taylor parte de ese don tan hermoso de contar historias que, a pesar de ser personales, son universales. Bien dicen que tiene una canción para cada situación que atravieses, no es mentira. Su habilidad para poner en una oración algo tan complejo como los sentimientos es lo que ha vuelto su carrera en un parteaguas en la industria. Ella no se muestra tan lejana de la realidad que nos atraviesa día con día, la vulnerabilidad, crudeza y honestidad han sido tres herramientas cruciales, las cuales la música muchas veces carece. Dejarse ver y sentir a través de la música es sumamente poderoso, no estás hablando de lo que toca la luz, sino también, de lo que escondemos debajo de las sombras, nuestras penurias, nuestro dolor, ¡y qué precioso ver como alguien convierte aquello en historias y arte puro!

Los discos Taylor Swift llegaron a mí en el momento correcto… Cuando era una preadolescente que sentía todo al triple, cuyo primer novio le rompió el corazón y le cantó «Should’ve Said No», que cuando una de sus mejores amigas la hizo menos para después arrepentirse, le dedicó «Sorry», que cuando se fue de viaje al otro lado del mundo, se acordaba de su mamá con «Breathe», y que claro, siempre guardó «Hey Stephen» para cuando encontrara a alguien con quien cantarla a todo pulmón mientras andamos en su coche.

Como mujer eres una loca e intensa si haces lo que yo, sentarme a escribir con un corazón lastimado y traicionado que no tiene piedad en contar su propia verdad. Si lo hace un hombre, es impresionante, una obra de arte, algo majestuoso y aplaudido. La carrera de Taylor Swift es el claro ejemplo de como el patriarcado también tiene su lugar entre las mujeres que consideramos privilegiadas, no solo por cómo los medios se dedicaron a retratarla, sino por la forma en que vivió algunas de sus relaciones, el conflicto con su disquera y los derechos sobre sus canciones. La mayoría de la imagen negativa que tiene o tuvo en años pasados, fue a raíz de quienes criticaban sus creaciones bajo la lupa misógina argumentando que solo sabía cantar pop, sin embargo, es una artista que demuestra versatilidad y capacidad de mover masas. Esto es un gran ejemplo para las generaciones venideras.

Red salió cuando tuve mi primera ruptura, una que por cierto había sido dolorosa, penosa, llena de violencia psicológica; yo sentí que me quería morir. Cuando sacó ese disco, hubo una voz en mí que con alivio dijo: «No estás sola», e incluso sonó de fondo cuando un día, a solas en mi casa, grité: «¡Ya no voy a sentir dolor, esto se acaba, él ya no tiene poder sobre mí, soy libre, me amo, se acabó el dolor!», casi como escena de película, sentí una brisa fría recorrerme el cuerpo y fue como si el hechizo se rompiera, desde ese día no volví a hablarle ni escribirle. Taylor Swift estuvo ahí. Antes de llegar a aquél momento catártico, recuerdo haber llorado cientos de veces con «Sad, Beautiful, Tragic», lamentarme con «I Knew You Were Trouble», escribir miles de fragmentos con «All Too Well», sentir esperanza con «State of Grace», animarme con «Holy Ground», tomar cantando «We Are Never Getting Back Together», fue ESE disco que fue mi incondicional. Ahora, con esta nueva versión, por supuesto que revivo aquellos días y me encanta hacerlo con compasión y amor hacia mí.

Aquella ruptura me había dejado con el corazón deshecho, pero también con muy mala autoestima. Sin la música no sé que haría, escucharla y ponerme a bailar es una de mis actividades favoritas porque me permite conectar conmigo, con mis emociones, dejarme sumergir en ellas, es una licencia para llorar y animarte de nuevo, es como una sesión de terapia gratuita; hacer eso con la música de Taylor es la mejor terapia. Ella te hace sentir cercana, como si fueran conocidas, tiene este sentido de cercanía con sus fans, genuinamente se preocupa por acercarse, escucharles y ejecutar. ¿Quién no ama eso cuando está en un episodio depresivo? Todo mundo queremos que nuestra artista favorita esté presente, ella no duda en estarlo.

Eso es lo que me salvó, reconocerme en alguien que podía convertir la frase más sencilla en un poema acompañado con música y vídeos musicales que me transmitieran algo, que me contaran algo y que no solo fuera algo que visualmente era llamativo. Me salvó el repetir sus canciones una y otra vez diciéndome: «Si ella pudo superar algo que le dolió así de tanto, yo también puedo». Me salvó el leerla, verla o escucharla en sus entrevistas siendo tan humana y cruda posible como yo, una mujer joven que a veces siente demasiado y a veces se apenaba por esa vulnerabilidad e intensidad que ella me ayudó a valorar tanto. El expresar nuestras emociones, transformarlo en arte, dejar que toque a otras personas debe de ser uno de los trabajos más hermosos que puedas tener, sobre todo en un mundo que se ha empeñado por querer volvernos seres fríos y distantes que no creen en el amor, en la magia de la sincronicidad del universo y las historias que se escriben en él.

Su música, en todo caso, ha resultado ser un abrazo que me ha cobijado en mis días más oscuros y me ha animado a seguir después haciéndome sentir que tengo una amiga que sabe lo que pienso o siento y que lo valida. Su música no solo son canciones que se ponen de moda, permanecen al ser todo el giro emocional que tenemos en nuestra vida pero que no sabemos expresar, mucho menos convertir en arte. Taylor Swift nos ha recordado lo que es renacer de las cenizas, que el dolor sea motor, que no le debemos nada a nadie, solo a nosotras mismas; podrán criticar lo que sea, menos el gran ejemplo en el que se ha convertido cuando hablamos de transformación, resiliencia y nunca rebajarse del nivel en el que estás, más cuando alguien te hace daño o intenta hacerte ver como una villana. Ella ha salvado a varias de creer que están locas por hablar de sus experiencias, al contrario, ha demostrado que para eso existe la música, la escritura, el cine, las artes.

Ella es nada más y nada menos, que el ícono de una generación que aprendió a valorar a las mujeres por lo que crean, por su trabajo, su inteligencia, capacidades y que si algún día te arrojan a la calle, te hacen sentir menos o te arrebatan tu trabajo, no eres una intensa por defenderte, eres brillante.

Mujereologia

El blog que vino a revolucionar la vida de las mujeres, el guilty pleasure de los hombres.

Deja un comentario