Me enamoré de alguien que estaba enamorado de otra persona (y no me podía detener)

Dicen por ahí que los amores prohibidos son los que más llaman nuestra atención, son esos que nos amarran sin siquiera intentarlo, porque bueno… Lo imposible reta todas nuestras facultades emocionales y mentales; armamos todos un plan, una estrategia, para poder terminar ahí: en un lugar a solas con esa persona que antes era ordinaria, y que de pronto nuestros ojos no dejan de seguir sus pasos; queremos lo imposible porque saborearlo seguro sabe mejor que cualquier otro postre que comemos entre semana. Y así comenzó para mí…

Cuando lo conocí me pareció un sujeto ordinario, me reí de sus chistes, no recordé su nombre ni su cara sino hasta tiempo después; nos hicimos amigos porque nos veíamos casi diario y lo que comenzó como algo normal, evolucionó a transformarse en un “crush”. Él tenía novia, yo tenía mucha tarea, algo como un cruce de nuestros caminos parecía imposible, hasta que un día, sus chistes comenzaron a hacerme reír más, de pronto cuando hablaba lo observaba y sentía que quería besarlo, y sentía una profunda curiosidad por saber cómo se sentía estar con él, estaba atrapada. Todo hubiera sido más sencillo si él simplemente me hubiera ignorado y yo hubiera conocido a otro hombre soltero, pero no fue así.

Día tras día los encuentros contenían más tensión, yo comenzaba a sonrojarme si hablaba o alguien decía su nombre, mis ojos probablemente sacaban chispas cuando lo veía porque mi mejor amiga terminó por darse cuenta sin que yo le contara lo que sucedía, y si lo veía, mi día mejoraba inevitablemente. Él, por su lado, sabía lo que ocurría, y como cualquiera, sintió que su ego se elevaba un poco al saber que había alguien más interesada en él.

Me propuse ser la amiga incondicional, ser el hombro de apoyo, estar del otro lado del teléfono por si se sentía mal, porque para ganarse a alguien, hay que saber cómo hacerlo. Su novia lo sabía, todas las mujeres sabemos cuando otra mujer quiere con tu pareja, así que, lejos de ser su amiga, no era para nada de su agrado y eso a mí no me importaba; cuando nos sentábamos en el transporte escolar ella lo abrazaba, se reía y volteaba a verme como “Mira, yo sí lo tengo y tú no”, y seguía sin importarme, porque yo sabía que cada quien tiene su momento y su espacio. El reloj nunca se equivoca.

Pasó el tiempo, ellos siempre tuvieron muchos problemas, y de pronto: ¡Boom, habían terminado! Tenía la oportunidad enfrente. Aunque yo tuviera toda mi estrategia, había omitido algo de suma importancia… Evitar que él pensara en ella y se diera cuenta de que yo era mucho mejor opción. Pero uno no puede mandar en donde ya manda el corazón, y en ese momento yo no lo sabía, pero ni siquiera siendo la mejor persona, sería suficiente para él, porque él siempre estuvo enamorado de alguien más, simple y sencillamente porque así lo marcaba la vida.

Logré el cometido, después de un tiempo comenzamos a salir, todo era rosa pastel, velas, y dulce de leche. Podía al fin saborear lo que tanto había querido probar años atrás, y aunque me supiera bien, yo sabía dentro de mí que me engañaba, que ni yo era para él ni él para mí. Aunque él me dijera “te quiero mucho”, realmente siempre estaría pensando en alguien más, aunque yo diera todo de mí, jamás sería suficiente, y aunque yo hubiera estado en los peores momentos, él siempre correría a los brazos de ella, jamás a los míos.

Noche de brujas, alcohol y disfraces, mi maquillaje de catrina terminó corriéndose entre lágrimas, y él yéndose a perseguirla porque quería impedir que tuviera un nuevo novio. En ese momento me sentí en la canción de Amy Winehouse “Back to black”, y todo cayó por su propio peso.

La verdad es que nunca me gustó cuando él me decía que cuando encontrara a la persona que fuera mi debilidad, entendería porque nosotros no podríamos funcionar. Nuestra química era innegable en muchos niveles, además antes de salir era de mis amigos más cercanos, platicábamos todos los días, él sabía todo de mí y yo todo de él, su familia me abrió las puertas y yo sentía que había encontrado mi lugar, pero él siempre quiso que alguien más estuviera ahí. No dudo que me haya querido, que en los días que compartimos lo haya hecho feliz, pero al final quien estaría entre sus mensajes insistente, sería ella, y ella sería prioridad.

Para poder volver a querer a alguien más tuve que experimentar el sentimiento desolador que es estar enamorada de alguien, y que esa persona se desviviera por alguien más; no solo eso, sino sentir el engaño, sentir que había vivido una mentira al darme cuenta que esa mujer siempre sería parte de él, y que sin importar que yo era mucho mejor partido en ese momento, él jamás me iba a elegir, porque así es la vida, nos encontramos con diferentes personas, y siempre hay una que determina con fuerza quienes somos y hacia dónde vamos.

Yo no sé a donde vaya, pero hoy me alegro de que me haya dejado ir para poder encontrar a la persona que realmente sea parte de mí, y que yo no necesite montar todo un plan estratégico para lograr que su mirada siempre se dirija a mí y que, sin dudar, prefiera quedarse conmigo que con cualquier otra persona.

Texto por Arte Jiménez

Facebook Arte Jiménez

Instagram Arte Jiménez

Fotografía de Pablo Arteaga

Mujereologia

El blog que vino a revolucionar la vida de las mujeres, el guilty pleasure de los hombres.

Un comentario sobre “Me enamoré de alguien que estaba enamorado de otra persona (y no me podía detener)

Deja un comentario