Aquí estoy yo de nuevo, Arte Jiménez, ninguna experta sexóloga, pero sí una mujer curiosa con ganas de resolver todas mis dudas existenciales, muchas de ellas, respecto a la sexualidad. Y es que, pensándolo más a fondo, nacemos en un mundo extraño, en donde en automático nos quieres perforar las orejas, o poner vestidos; comprarnos muñecas, o tomarnos fotos de estudio navideñas (que terminan siendo ridículas años después), con esto quiero decir que nacemos en un mundo que ya tiene preestablecido lo que debemos ser y cómo tenemos que pensar.
Conforme fui creciendo muchas cosas no me hacían sentido, un ejemplo de ello era que el sexo era satanizado, era una acción indecorosa, yo lo veía como algo negativo, un recurso de reproducción, más que una actividad normal. Esto lo absorbía por medio de cosas que observaba en la escuela, en las calles, en las familias de amistades mías. Hubo un punto en que yo misma podía concebir a la mujer como un instrumento, un medio, un objeto, que estaba para servir, para ser el pegamento en casa, y un trofeo en comidas familiares, en las que los tíos terminaban borrachos, y la mujer recogiendo los platos rotos. No me gustaba esa imagen.
Mi mamá en su momento habló conmigo sobre lo que era tener ese acercamiento sexual: «Debe ser con alguien que te ame y cuide», me dijo, sin embargo, siendo ya la mujer adulta que soy, descubrí que había muchas formas de construir el sexo. Que no necesitaba pareja incluso, que mi primera vez podía ser yo misma.
La mujer y su sexualidad no deberían estar peleadas, pero así lo hemos sentido quienes nos hemos desarrollado en un ambiente conservador, ahora, toca romper con todo eso. Primero, el sexo es normal, segundo, hay que explorar nuestro cuerpo, tercera, la primera persona que debe hacerlo, eres tú misma.
¿Has tenido un pensamiento y, eso ha hecho que sientas húmeda la vagina y tu vulva? Bueno, esos pensamientos íntimos que revelan nuestro atrevido, y arriesgado, son lo que conocemos como fantasías sexuales. En sí, es una rama creativa de nuestro cerebro que conecta con nuestro cuerpo, como si nosotras mismas fuéramos el personaje principal, y las posibilidades fueran infinitas.
¿A quién ves cuando cierras los ojos, el vecino, tu amigo, tu profesor?, ¿Están en una librería, la regadera, el automóvil?, ¿Cómo te gustaría que fuera la interacción? Olvida todas las películas con escenas eróticas, pon atención a lo que dice tu cuerpo, a lo que le gusta, lo que le enciende y, hace que en automático quieras tocarte. ¿Por qué es importante? Porque si bien a lo largo de la vida tendremos diversos encuentros sexuales, es importante tenerlo nosotras, solo así descubriremos el ritmo, el juego, la dinámica que nos libera, que nos hace sentir placer.
No digo que no tengan sexo con amor, porque eso también es importante, lo que estoy diciendo es que exploren su mente, y la conecten con su cuerpo para ver que respuesta obtienen.
Para algunas personas puede parecer extraño el gusto de otras en ciertas cosas, como los tríos, las parejas swingers, o quienes practican el sadomasoquismo, lo cierto es que ninguno es malo, son el resultado de conocernos como humanos, hay que reconocer que una parte de nosotros se compone por instintos, por gustos, por las experiencias sensoriales. No todo es eso, sino las personas que les gusta recibir masajes, caricias con plumas, percibir ciertos olores, o que estimulen una parte de su cuerpo.
¡AHHHH, el sexo es un universo! Entre más leo y más comparto con gente cercana lo que sabemos, lo que hemos conocido, lo que observamos, resulta fascinante ver como cada persona en el planeta es capaz de crear escenarios por si sola, y llevarlos a niveles inimaginables. Este artículo, de hecho, lo pensé pensando en lo que muchas de ustedes nos contaron a través del sticker de preguntas en nuestro Instagram sobre fantasías y experiencias.
El sexo es algo hermoso, y no está peleado con tener pareja, o tener parejas casuales, lo que sí debemos cuidar siempre es nuestro cuerpo, y que las personas que estén con nosotras respeten cada rincón, cada centímetro, y cada pensamiento que nosotras tengamos; por eso la importancia de conocer tu mente y tu cuerpo, solo así sabrás lo que te gusta, lo que no, lo que estás dispuesta a experimentar, lo que va en contra de lo que te gusta.
Tener fantasías sexuales no es algo sucio, no es algo malo, son una colección de pensamientos que tenemos con nosotras mismas en nuestra intimidad. Aprendamos a construirla sin sentir pena o culpa. Tu cuerpo no es un aparato reproductor, es un todo que requiere que escuches y le conozcas.
Texto de Arte Jiménez
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Fotografía de Romina Farías en Unsplash