Cuando tienes un pasado amoroso un tanto tormentoso, el amor se vuelve un tema que no traes a la mesa, no porque no te guste su sabor, sino porque simplemente no quieres volver a empalagarte, ni que te vuelva a revolver el estómago al punto de tener una diarrea emocional espantosa. Te mantienes al margen.
A mí me pasó que durante un largo tiempo me resigné y me convencí de que quizá el amor había sido un invento de la literatura, el cine, y la televisión, pero en mi interior deseaba que fuera realidad. No por la idea romántica de tener con quien ir a citas, de viaje, a restaurantes, o a tontear al parque en medio de la lluvia, sino porque en mi interior el amor siempre se trató de una base esencial: la amistad.
Cuando conocí a mi actual novio, ambos estábamos ocupados con otras personas a pesar de haber compartido salón en repetidas ocasiones. Nos habíamos topado, pero cada quien tenía una vida casi hecha. Él tenía una relación en la que juró que duraría toda la vida, pensó que aquella mujer que conoció en la universidad sería la madre de sus hijos, y yo simplemente estuve con distintas personas que dejaron distintas marcas.
En el momento en el que por fin coincidimos, ambos veníamos de puntos distintos: Él de la turbulencia amorosa al ser una persona tóxica y estar con una, yo de haber dedicado demasiado tiempo a personas que no me valoraron. Emocionalmente esto implicaba un choque.
Tener malas experiencias pasadas, solo deja la lección de anteponerse uno mismo a cualquier otra persona cuando se trata de afecto. No existe mejor señal para entrar en una relación que cuando llevas una buena relación contigo, cuando por fin hiciste las paces con los errores.
Si al principio me hubieran dicho que con él tendría la relación más larga jamás registrada en mi vida, me hubiera reído; ahora que lo veo y analizo, tiene sentido… Ni él ni yo éramos villanos, tampoco mártires ni víctimas, éramos dos seres humanos que no habían invertido en relaciones fructíferas, simplemente en conexiones momentáneas que nos regalaron la impresión de poder ser trascendentes.
El tiempo ya me enseñó que no puedo seguir arrastrando mis traumas del pasado causados por personas inestables, también he aprendido que una relación no solo es ver el lado brillante, sino aprender a andar juntos en la oscuridad. No todo el tiempo se trata de repartir besos y abrazos, sino de poder sentarte a debatir distintos puntos de vista porque ambos tienen una educación distinta a la del otro. Encontrar ese término medio.
Las relaciones de pareja sí están conformadas de momentos sumamente románticos, pero más que el romance, todo se enfoca en los detalles, desde aprender a escuchar, hasta poder dedicar nuestro tiempo a mejorar para la otra persona. Sí es bonito recibir flores, pero es más bonito tener con quien compartir metas y objetivos a corto, mediano, y largo plazo.
El amor no solo es salir tomados de la mano, sino aprender a tomar cualquier adversidad y convertirla en área de oportunidad y que ambos sepan trabajarla. Habrá un montón de conflictos, pero si estás con la persona indicada, ambos se encargarán de poner las cartas sobre la mesa y hablar directamente sobre lo que pasa y cómo se sienten.
En resumen: Si estás con alguien que además de tu pareja es tu confidente, tu apoyo, y está contigo sin importar que tan malo haya estado su día, es la relación ideal. Como alguna vez leí… A veces en una relación tú estarás al 80% y la otra persona al 20%, y no se trata de quien da más o menos, sino que juntos nivelan las cosas para poder superar cualquier mala racha.
El pasado es solo eso, y más vale pisarlo. Si en el pasado te lastimaron y aún no llega quien te haga olvidar aquello, tal vez tengas que dedicarte un poco más de tiempo a ti, porque el amor llega a donde la paz interior domina. Si tu pareja solo te siembra inseguridad, más vale poder repensar porque estás con una persona que no te deja respirar en paz.
La madurez la alcanzamos cuando por fin podemos dejar el drama atrás, y establecemos como prioridad la confianza. La confianza de conversar, de pensar, de ser, sin tener que reprocharse mutuamente nada después.
Si esperas que el amor sea siempre blando, déjame decirte que no, el amor suele ser terreno desconocido, tiene piedras, tiene caídas libres, tiene días soleados, tiene días nublados, tiene arcoíris, tiene nieve, tiene crisis, y tiene reconciliación. El amor no es fácil, es encontrar el punto medio entre dos mundos distintos para que se encuentren, y puedan crear uno nuevo.
Texto de Arte Jiménez
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Fotografía de Emanuele Ferrari