Te vi llegar como sol en el amanecer,
Iluminaste mi obscuridad, mi soledad;
Antes de tenernos, nos tocó perder,
¿Después de todo quieres la verdad?
Mi corazón me susurró a latidos:
– Es él -.
Tan confuso, tan mal, tan bien;
Sin tener un principio llegamos a un final.
Antes de volvernos fuegos artificiales,
Nos convertimos en cenizas;
¿Sería posible volver el tiempo atrás? Empezar por ser cenizas,
Y terminar con el estómago lleno de mariposas.
Tal vez debería dejarle todo al destino,
O debería estar con otros para olvidar lo que tuve contigo.
Pero, ¿cómo? Si ellos son tibios,
Y lo que provocaste en mí fue fuego.
Te vi llegar después de soplar las velas y pedirte en deseo;
Aquella tarde de septiembre,
Yo me moría de miedo,
Y tú te deslizaste por mi piel como serpiente.
Desde que te fuiste me siento tan distinta
Amando la soledad, queriendo decirte que aún te quiero.
Ojalá fueras tú quien roza mi piel y no la brisa;
Ahora somos almas con distintos caminos.
Qué extraño es que seas un extraño,
Cuando solía saber de ti todo el tiempo.
Qué triste resultó ser lo nuestro,
Un comienzo apasionado que terminó,
hablando con verbos conjugados en pasado.
Confieso que, a veces sigo deseando que estés a mi lado.
Desde aquella tarde de septiembre ya no quiero a nadie más.
¿A dónde se van todas las ilusiones rotas?
Porque ahí quiero que estén, dejar de tenerte fe.
Dejar de tener ganas de tenerte.
¿Quién va a llevarme a casa?
¿Quién me va a acompañar en mis logros?
¿Quién va a besarme sobre la mesa?
¿Quién va a provocarme ganas de darlo todo?
Todo lo que queda en mí es resiliencia,
Porqué éste futuro sin ti no es lo que quería;
A mis lágrimas les toca resistencia,
Y a mí me toca mirar en la dirección opuesta.
¿Por la piel de quien van a correr mis manos?
Cuando te buscan sin cesar, sin saber donde parar.
Lo único que va a pasar entre nosotros son los años;
Haberte querido tanto no fue cuestión de azar.
Todo cambió desde aquella tarde de septiembre,
Mientras cocinaba porque teníamos hambre,
Mientras recargaba mi cabeza en tu hombro,
Mientras me gustaba taradear tu nombre.
Y aunque tu ausencia marque el invierno más largo,
Para primavera serás un recuerdo.
El reloj seguirá avanzando, los días irán pasando,
Y quizá corra con la suerte de haberte olvidado.
Texto por Arte Jiménez
Fotografía por Victoria Corona (@vcroja en Instagram)