Sí, renuncio a ti, sin luchar porque te quedes. Porque nunca me diste las armas para hacerlo, nunca me diste la fuerza de querer lograrlo y nunca me diste una sola señal de que valdría la pena arriesgarse sin miedo, de aventarse seguro de que alguien debajo te esté esperando, aunque no sea para siempre.
Sé que esto no te va a causar ninguna impresión, sino un alivio de que no haya insinuado nunca el “formalizar” la historia que se empezaba a construir. Que más bien, era mi historia, porque solo perteneció a mi persona, corazón y mente, solo vivía en mí, ya que solo funcionaba si yo echaba a andar el engranaje para que tuviera tracción y ritmo, como los relojes, porque de ti, nunca hubo intención de ayudarme a que el tiempo caminara y armar juntos nuestra historia.
Renuncio a ti, porque sé que el tiempo es valioso en tu vida y no te gusta gastarlo en personas, situaciones que crees que no tiene caso estar, y eso aprendí de ti. Aprendí a que no debo de entregar mi tiempo en alguien que no quiere compartir el suyo conmigo.
Y así es como tomé la decisión de renunciar a ti, sin haber luchado.
Atte. Seinet