Crecimos con esta ilusión de compartir con alguien los grandes retos y las dolorosas caídas, crecimos con estas ganas de encontrar quien quiera bailar con nosotras y alguien que no se rinda, que luche con las mismas fuerzas que nosotras tenemos. Crecimos con estos sueños, sueños como ser alguien en la vida, correr libres y descubrirnos una y otra vez. Sueños como irnos a otro país a hacer lo que todo mundo dice que es imposible, salir de nuestra zona de confort para alcanzar las metas.
Crecimos con tantas cosas, tantas personas, y en ese constante ir y venir, perdonar y dejar ir, descubres que quieres recorrer el mundo, vivir la vida al máximo, romper las cadenas que te vuelven esclava a tus miedos, y una de las bendiciones más grandes que puede existir, es encontrar con quien caminar de la mano mientras vives el resto de tus días.
El amor es aquello que nos hace libres, quien te ama, te ama libre, te ama a ti y a tus gigantescas alas. Quien te ama acepta tus errores, las cicatrices de cada batalla que te hirió en el pasado. Quien te ama abraza tus sueños y los respeta. Quien te quiere admira tu sonrisa y limpia tus lágrimas. Quien te ama no desiste, no te abandona, encuentra siempre el modo, el camino, las palabras, la solución. El amor es crecer juntos, mirar hacia la misma dirección, y saber que no será nada fácil, que habrá días felices y otros no tanto, pero el amor verdadero no conoce de ausencias ni separaciones, conoce de peleas y reconciliaciones.
El amor es una llama que nunca se apaga, que empieza en el corazón y de pronto se extiende al cuerpo entero, y amas a una persona con todas tus fuerzas; no quieres que nada ni nadie le haga daño, y así es, juntos luchan, juntos se pierden y se reencuentran.
Amar no es sencillo, es de valientes. Entregas todo, abres tu corazón completamente, y nunca nada vuelve a ser igual. El amor nos cambia, nos hace fuertes, nos hace mejores. Amar es saber que pudiendo estar en cualquier parte del mundo, elegiste los brazos de alguien como tu hogar. Amar es saber que miles de millones de piezas conspiraron a tu favor para coincidir, y hoy estar aquí, agradecidos con Dios, con la vida, porque entre esos cientos de piezas, te tocó encontrar y pasar tus días, con nada más ni nada menos que el amor de tu vida.
Para Astrid y Roberto.
De Arte Jiménez